General Electric, el mamut de los conglomerados industriales, busca dejar de serlo. La empresa, que fundó el inventor estadounidense Thomas Alva Edison en 1892, anunció hoy que pretende dividirse en tres negocios individuales enfocados en: salud, aviación y energía.

El anuncio no es en sí algo necesariamente tan novedoso para la empresa. Desde inicios de este siglo, GE, como mejor se conoce a la empresa, ha buscado y realizado diversas reestructuraciones, desde venta de negocios, hasta diversas fusiones de sus filiales, para intentar retomar el resplandor que tuvo en épocas recientes cuando era la compañía con la mayor valuación del planeta y era además considerada el símbolo de la pujanza manufacturera estadounidense.

Sin embargo y con la crisis financiera de 2007 a 2009, General Electric no ha podido desde entonces recuperarse. Todos los esfuerzos, como la venta de su división farmacéutica, de su negocio de renta de aeronaves, de manufactura de enseres domésticos o locomotoras, de préstamos comerciales, han fallado en mejorar su rentabilidad.

Toca ahora el turno a esta nueva idea de su equipo directivo, encabezado por Larry Cup, de ir creando y separando hasta 2024 sus tres negocios principales --todo bajo la premisa de que las partes valen más que el todo.

Esta conclusión no es ni nueva ni única. En el pasado, otros conglomerados han visto que al escindir algunos de sus negocios, los inversionistas entienden mejor su desempeño individual y pueden invertir más fácil en ellos, que hacerlo en la compañía que controla diversas actividades a través de múltiples empresa.

En México, un caso concreto de esto ha sido el del conglomerado Alfa, que ha ido sacando a bolsa, poco a poco, a sus principales filiales; mientras que en Japón el conglomerado Toshiba está contemplando también su escición en tres empresas. 

Parece que efectivamente, como el título de aquel famoso libro, Small is beautiful, lo pequeño puede también ser no solo más hermoso sino también más rentable.
 

El panorama económico para cierre de año parece cada vez más complicado por la combinación de factores como una elevada inflación y la escasez de productos derivado de las disrupciones en las cadenas de suministro. Pero ello parece no frenar el éxito de El Buen Fin. O por lo menos así lo ven los especialistas.
 

La edición de este año, que inicia hoy y finaliza el 16 de noviembre, pinta para superar en ventas a los 239 mil millones de pesos del año pasado, cuando la pandemia de covid-19 y el cambio de los hábitos de consumo de la población orilló a los organizadores a duplicar el periodo de duración.
 

Algunos factores juegan a favor de las minoristas que participan para alcanzar la meta: récord en remesas, el avance en la recuperación de empleos, la reapertura de la frontera con Estados Unidos y el incremento en los precios de productos y servicios son algunos de ellos.
 

Además, las compañías también tomaron medidas para hacer frente a los posibles problemas de inventarios por la falta de semiconductores que desde principios de año han golpeado a diversas industrias.
 

Una de ella es cambiar la distribución de las ofertas, y en el caso de los productos de tecnología, reducirlas.
 

¿Se cumplirá las previsiones de los analistas? Está por verse.
 

 
 

Aunque la revolución en la banca la encabezan las nuevas empresas financieras tecnológicas, mejor conocidas como fintechs, las compañías tradicionales en el sistema bancario están haciendo todo para no quedarse atrás.

Ejemplo de ello es el anuncio que hizo Santander México, la filial del mayor banco de España –Santander--, en el sentido que las operaciones bancarias que realizan sus clientes superan ya las tradicionales que aún llevan a cabo en sucursales.

De acuerdo a las cifras de uno de los cuatro bancos más grandes de México, 53% de las operaciones que registró en el periodo julio-septiembre fueron ya digitales, o un avance de 14% contra ese tipo de transacciones en el mismo trimestre del año anterior.

Claro, no es muy claro cómo Santander México define una operación digital y si en ella hace distinciones entre transacciones por internet, cajeros automáticos o dispositivos móviles.

De cualquier manera, el banco sí dijo que sus clientes “digitales” ya suman más de 52 millones, o 10.4% más que hace un año; al mismo tiempo que los clientes que utilizan su aplicación móvil crecieron en 12.8% para llegar también a más de cinco millones a finales de septiembre --cifras nada despreciables y que podría ser la envidia de algunas fintechs, que están en búsqueda de esas cifras con sus sistemas, en ocasiones, más ágiles y amigables y que contrastan con los de la banca tradicional, que no siempre ha tratado bien o dado el mejor servicio a sus clientes. 
 

2021 parece perfilarse como uno de los años más importantes para las compañías que apuestan a las tecnologías de la información o startups, pero también para las firmas veteranas. Ejemplo de ello es Softtek, una de las pioneras en México.

La compañía regiomontana que surgió en 1982, anunció inversiones por 60 millones de dólares durante los próximos dos años en Colombia, un mercado que en los últimos años ha cobrado relevancia para empresas mexicanas de todo tipo.

Si bien la firma mexicana no es nueva en el país sudamericano –pues opera ahí desde hace 20 años—esta nueva apuesta le permitirá fortalecer su rubro de exportaciones a otros países de la región, con la instalación de un centro de soluciones digitales.

Para Softtek, el desarrollo de infraestructura en telecomunicaciones, la conectividad y su posición geográfica estratégica, son los incentivos necesarios para apostar por su negocio en el país sudamericano.

Además, también contrasta con la tendencia de los últimos meses, en el que empresas de tecnología emergente han encontrado en México un clima de negocio propicio para prosperar. Ejemplo de ello son las proptech Aptuno, Neivor y La Haus.

 
 

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Fernanda Celis
Directora Editorial Newsletter AXIS
Especialista en Negocios y Finanzas.