Julio tampoco fue un buen mes en cuanto a inflación. Los precios al consumidor aceleraron su paso y llevaron ese indicador a su nivel más alto en cinco meses o desde febrero. Así, con la inflación en un nivel ya de 3.66%, muchos comienzan a preguntarse si las autoridades de Banco de México seguirán recortando su tasa de interés de referencia para abaratar el costo de pedir prestado e impulsar el crecimiento económico.

Bueno, más que dudar sobre si habrá un recorte a esa tasa, los cuestionamientos se centran en si mantendrá el ritmo de recorte de medio punto porcentual que ha venido tomando en los últimos años o si será más cauto y sólo recortará un cuarto de punto porcentual. 

Habrá que ver el próximo jueves cuando la Junta de Gobierno de Banco de México, se reunirá para decidir el nivel adecuado de la tasa de interés de referencia. Las apuestas todavía están a favor del recorte de 50 puntos base, pero la de solo 25 gana adeptos.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador encontró supuestamente una solución al problema que ha mantenido por años en vilo el gasoducto Guaymas-El Oro.

Esa obra la está edificando la empresa Infraestructura Energética Nova, o IEnova, para transportar gas natural que alimente las plantas de ciclo combinado de CFE en el noroeste del país.

Ante el rechazo del pueblo yaqui de Loma de Bácum a que esa obra pase por su territorio y ante su fracaso de ganar un amparo, el presidente decidió a fin de satisfacer la negativa de los pobladores a cambiar el trazo del proyecto. 

Claro esa propuesta no es gratis. Tendrá un costo.  Pero ese costo no lo asumirá IEnova, sino el mismo gobierno lopezobradorista a través de su empresa eléctrica, Comisión Federal de Electricidad.

No son claras las implicaciones económicas y técnicas que tendrá esta decisión con la cual el gobierno busca respetar su política de hacer justicia a las comunidades indígenas, por años agraviadas por el gobierno y los particulares, aún y cuando sólo uno de los ocho pueblos yaquis de la zona está en contra del gasoducto.
 

Grupo Famsa lleva algún tiempo con problemas financieros y finalmente decidió acogerse a la protección de la ley para negociar cómo continuar con su negocio sin que sus deudas la entierren.

Desde el aumento de su cartera de difícil cobrabilidad, el riesgo de su negocio de consumo, la crisis por la pandemia de covid-19, hasta la pérdida de su licencia bancaria, eran muchos ya los factores que asediaban a la minorista.

El proceso, de aceptarse sus solicitudes, será coordinado entre autoridades de Estados Unidos y México.
 

El tiempo se terminó. El Congreso de Estados Unidos no logró el consenso para lanzar un nuevo paquete de estímulos económicos que ayude a superar los efectos de la pandemia.

Claro, la falta de acuerdo molestó al presidente Donald J. Trump, quien está en campaña electoral para reelegirse. Así que, como siempre, culpó a sus rivales políticos, los legisladores demócratas de este fracaso y anunció que buscará lanzar un mecanismo de ayuda a las familias por otra vía.

No es que hasta ahora los estadounidenses no hayan recibido ayuda de su gobierno. De hecho, llevan ya más de dos billones de dólares inyectados a la mayor economía del planeta de diferentes maneras, incluidos cheques a los ciudadanos y préstamos a las empresas para ayudarlas a afrontar menores ventas y falta de actividad.

Esa ayuda ya ha dado ciertos resultados. Por ejemplo, en julio el mercado laboral registró su tercer mes seguido en el que las nóminas crecen y recuperan parte del daño.

Claro, Trump quería más de eso para incrementar su popularidad, mientras que los demócratas querían más candados para asegurar que esos fondos llegaran a quienes más lo necesitan y no a todos por igual.

Las diferencias así fueron infranqueables.

Los mercados no pueden quejarse. Entre los impresionantes estímulos gubernamentales para aliviar el dolor de las medidas para contener la propagación de covid-19, y la carrera alcista de los precios de las acciones tecnológicas, que han visto crecer la demanda de sus servicios de forma exponencial, están en jauja. 

Pero no todo es perfecto. A las ganancias semanales de los principales índices en Estados Unidos y en México, también han sido limitadas por un cóctel de eventos adversos.

Por ejemplo, la mejoría del mercado laboral en Estados Unidos no acaba de consolidarse, al tiempo que el fracaso entre la Casa Blanca y los líderes del Congreso para lograr un nuevo paquete de apoyo, pone en riesgo los ingresos de millones de trabajadores en ese país, quienes venían recibiendo 600 dólares al mes.

A eso, hay que sumar las crecientes tensiones internacionales entre Estados Unidos y China, que alcanzaron un nuevo capítulo con la supuesta prohibición por parte del presidente estadounidense Donald J. Trump a las compañías de su país a hacer negocios con las populares aplicaciones chinas, TikTok y WeChat.

A estas tres amenazas, podrían sumarse cifras económicas potencialmente malas de Estados Unidos, en los rubros de producción industrial, consumo e inflación.

En el caso de México, los ojos se centrarán en ver si Banco de México recortará o no y por cuanto su tasa de referencia, así como los resultados del desempeño de la producción industrial en junio.

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Fernanda Celis
Directora Editorial Newsletter AXIS
Especialista en Negocios y Finanzas.