Las opiniones divergentes entre los miembros de la OTAN sobre la incorporación de Ucrania a la alianza ha dificultado alcanzar un compromiso del grupo en temas fundamentales. Foto AP/Virginia Mayo
Las opiniones divergentes entre los miembros de la OTAN sobre la incorporación de Ucrania a la alianza ha dificultado alcanzar un compromiso del grupo en temas fundamentales. Foto AP/Virginia Mayo

Bruselas, 6 de jul. (Dow Jones) -- Ucrania y sus aliados están luchando entre sí sobre cómo elaborar los pasos para la incorporación de Kyiv a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

     Las diferencias sobre la cantidad que los miembros de la alianza aportarán a Ucrania en su próxima cumbre, son tan amplias que algunos diplomáticos temen que la disputa eclipse la reunión anual de OTAN. La organización ha invitado al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, a asistir a la cumbre de dos días en Vilnius, Lituania, el 11 de julio, con la esperanza de mostrar una sólida unidad.

     Algunos aliados temen que una promesa específica de adhesión a Ucrania pueda agravar la guerra al enfurecer a Rusia –el agresor-- y reducir el espacio político para una solución negociada. La administración del presidente estadounidense Joseph R. Biden se ha resistido durante mucho tiempo a cualquier movimiento que pueda llevar a Washington y a sus aliados europeos a una guerra directa con Rusia.

     Los líderes de OTAN se reunirán en el contexto de una ofensiva ucraniana que está resultando más lenta y sangrienta para desalojar a las tropas rusas de lo que esperaban los partidarios más optimistas de Kyiv. Las luchas de las fuerzas ucranianas contra las minas terrestres rusas y los helicópteros de ataque han suscitado dudas sobre si los miembros de OTAN han hecho lo suficiente para apoyar militarmente a Kyiv. El apoyo político explícito en Vilnius podría compensar esto, mientras que una declaración que los ucranianos consideren hueca podría dañar aún más las relaciones.

     La divergencia de opiniones sobre Ucrania ha paralizado los trabajos de redacción de las conclusiones de la cumbre, dijeron los diplomáticos, y algunos ven pocas posibilidades de alcanzar un compromiso sobre temas fundamentales. Otros dijeron que no es inusual ver divergencias a dos semanas de una reunión de OTAN y que la alianza impulsada por el consenso llegará a un acuerdo cuando los líderes se reúnan en Vilnius.

     En una cumbre de 2008 en Bucarest, Rumania, los miembros de OTAN prometieron a Ucrania una eventual membresía, una promesa defendida fervientemente por Estados Unidos. En medio de la oposición europea a la medida, OTAN no le dio a Ucrania un cronograma o detalles para unirse. Ahora, el éxito inesperado de Kyiv en erosionar el ejército ruso ha envalentonado a Zelensky a presionar para que se tomen medidas rápidas y se concreten los detalles de su adhesión.

     Estados Unidos ha decidido frenar la integración de la alianza de Ucrania mientras se libra la guerra con Rusia, lo que ha llevado a algunos aliados a temer una ruptura en la cumbre. Los funcionarios ucranianos han advertido a los anfitriones lituanos que con la ofensiva moviéndose dolorosamente, Zelensky no puede permitirse asistir a una cumbre de OTAN donde, como en Bucarest, Kyiv se mantenga a distancia.

     Zelensky dijo recientemente a este medio que no ve “ningún punto para que Ucrania esté en esta cumbre” si no recibe la señal que busca. Algunos diplomáticos de OTAN consideran remota la posibilidad de un boicot a la cumbre de Zelensky.

     Los miembros de la alianza están de acuerdo en que Ucrania no se unirá mientras continúe la guerra con Rusia y Zelensky lo ha reconocido públicamente. Los debates se centran, más bien en cuánto tiempo después de la guerra Ucrania podría unirse y si ofrecer criterios detallados y alcanzables para que Kyiv cumpla con los requisitos.

     Ucrania, respaldada por sus vecinos, incluidos los países bálticos y Polonia, ha presionado para que se concreten plazos y elementos específicos importantes a cumplir.

     Estados Unidos, Alemania y algunos otros miembros de OTAN han dicho que, en lugar de debatir hipotéticas condiciones futuras, es mejor emplear esos esfuerzos para garantizar que Ucrania logre derrotar a las fuerzas rusas que ahora ocupan aproximadamente 20% del país.

     “Tenemos la decisión de Bucarest”, dijo el canciller alemán Olaf Scholz en una conferencia de prensa con el secretario general de OTAN, Jens Stoltenberg, en Berlín hace unos días. “Tenemos que centrarnos en la tarea que tenemos entre manos. Necesitamos apoyar a Ucrania para defender su país, su integridad y soberanía”.

     En última instancia, dijeron los diplomáticos, Estados Unidos, como el miembro más poderoso de la alianza, será el árbitro de lo que se ofrezca a Ucrania. Los diplomáticos europeos que participan en las negociaciones dijeron que han recibido mensajes contradictorios de Washington sobre la flexibilidad de la administración del presidente estadounidense Joseph R. Biden para ir mucho más allá de la fórmula de Bucarest.

     Un compromiso en discusión es eliminar la necesidad de Ucrania de elaborar un Plan de Acción de Adhesión o Membership Action Plan (MAP), que es un programa de asistencia y apoyo práctico que OTAN proporciona a los miembros aspirantes con sistemas políticos y economías menos desarrollados. Varios países que formaban parte del Bloque del Este y que se han incorporado o solicitado la membresía de OTAN han tenido ese MAP. En contraste, Finlandia, que se unió en abril, y Suecia, que está en camino de unirse, no tienen MAP.

     No está claro si renunciar a la necesidad de un MAP satisfaría a Zelensky.

     Los miembros que dudan en hacer promesas explícitas a Kyiv sobre la adhesión están proponiendo lo que algunos llaman “Bucarest-plus”, es decir, una redacción que mejora la promesa de 2008. Algunos han dicho que podría ser una versión de un comentario de Stoltenberg durante una visita a Kyiv en abril, en el sentido de que Ucrania ocupa un “legítimo lugar” en la alianza.

     Sin embargo, los aliados de Ucrania dijeron que Kyiv puede ver cualquier refrito de lo escrito en Bucarest como una señal de que nunca se unirá a la alianza. Los riesgos políticos de una ruptura abierta con Ucrania son reales para la administración Biden, donde el respaldo político al apoyo militar y económico a gran escala de Washington a Kyiv ya está cayendo a lo largo de líneas cada vez más partidistas.

     Vinculadas a los debates sobre la futura membresía de Ucrania en OTAN están las discusiones sobre qué tipo de ayuda de seguridad ofrecerán los aliados a Kyiv, tanto en el futuro cercano como a largo plazo. Esas conversaciones están ocurriendo fuera de OTAN porque los miembros no quieren que la alianza se vea obligada a defender directamente a Ucrania hasta que se convierta en miembro.

     Un elemento fundamental de OTAN es su acuerdo de que un ataque contra un miembro constituye un ataque contra todos y muchos miembros temen que vincular explícitamente la propia alianza con la seguridad de Ucrania pueda llevar a OTAN a una guerra con Rusia.

Estados Unidos, Polonia y algunos otros miembros han discutido garantías de seguridad a Ucrania en la línea de lo que Washington proporciona a Israel, que incluyen una promesa implícita de defender al país y ayudarlo a repeler ataques. Otros prefieren discutir los suministros de armas más tradicionales y el entrenamiento militar. Los aliados no necesitan llegar a un consenso sobre el tema, ya que lo manejarán bilateralmente con Ucrania o en grupos ad hoc.

Sin embargo, en ausencia de un compromiso firme sobre la membresía de OTAN, los funcionarios ucranianos esperan ver promesas concretas significativas a largo plazo que puedan vender en casa como efectivas para disuadir un futuro ataque ruso.


Fecha de publicación: 06/07/2023