Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia de Estados Unidos por lo que consideró un deterioro de sus indicadores fiscales y de gobernabilidad. Foto archivo
Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia de Estados Unidos por lo que consideró un deterioro de sus indicadores fiscales y de gobernabilidad. Foto archivo

2 de ago. (Axis Negocios) -- La rebaja en la calificación crediticia de Estados Unidos por parte de la agencia Fitch Ratings representa el último cuestionamiento a la solidez financiera del país, afectado por un creciente deterioro fiscal y por una serie de disputas en el terreno político que han generado incertidumbre sobre su capacidad de cumplir con sus obligaciones.

     Si bien la importancia de Estados Unidos para los mercados financieros globales es innegable y los bonos que emite el Tesoro del país están entre las inversiones más seguras del mundo, algunos están cada vez más preocupados por lo que perciben como una situación de incertidumbre fiscal que, eventualmente, pudiera conducir a problemas más delicados.

     “La rebaja de la calificación de Estados Unidos refleja el deterioro fiscal esperado durante los próximos tres años; una carga de deuda del gobierno general alta y creciente, así como la erosión de la gobernabilidad. . . durante las últimas dos décadas, que se ha manifestado en repetidos enfrentamientos de límites de deuda y resoluciones de última hora”, dijo Fitch Ratings, en el reporte en el que dio a conocer la rebaja de la nota de ‘AAA’ a ‘AA+’ y en referencia a las batallas políticas en el Congreso de esa nación para lograr elevar los techos de endeudamiento o los presupuestos necesarios para mantener operando al gobierno en su totalidad.

     Fitch ya había advertido hace un par de meses que la calificación del país podía reducirse, cuando la colocó en revisión ‘negativa’ porque las discusiones para elevar o suspender el tope de deuda del gobierno no progresaban. Pese a que el acuerdo entre legisladores de los partidos republicano y demócrata y el gobierno finalmente sí se alcanzó en el Congreso antes de la fecha límite establecida en la legislación, Fitch rebajó la calificación de la deuda soberna estadounidense y se sumó a Standard & Poor’s en la acción de degradación, aunque 12 años después. S&P lo hizo en 2011 al bajar la calificación soberana también en un escaño, de ‘AAA’ a ‘AA+’. Ante esas medidas de dos de las tres agencias calificadoras más relevantes del mundo, Estados Unidos oficialmente ya no es un país con el máximo grado de calidad crediticia --únicamente Moody’s Investors Service mantiene a la economía más grande del mundo en el nivel más alto de la categoría de grado de inversión--.

     Para algunos expertos, los frecuentes retrasos para elevar el límite de deuda por los desacuerdos entre los dos particos políticos estadounidenses, en muchos casos por diferencias ideológicas en cuanto al rol que debe tener el gobierno ---mucho o poco-- en la economía, fueron el factor clave que llevó a Fitch a degradar la calificación soberana estadounidense.

     “La gota que derramó el vaso, al final del día, fue un tema de voluntad”, dijo Luis Gonzali, vicepresidente y codirector de inversiones de la operadora de fondos Franklin Templeton, en una entrevista. “El hecho de usar el techo del endeudamiento, de amenazar con defaultear, no está en línea con la voluntad de pagar de un país triple A”.

     Los analistas consideran que, mientras el techo de deuda se siga usando como arma política para que los partidos lleguen a acuerdos, la calificación crediticia del país difícilmente volverá al nivel más alto en grado de inversión.

     “La repetida ocurrencia de disputas sobre el techo de la deuda revela problemas de gobernanza y presiona la confianza”, dijo Dario Messi, analista de Renta Fija de Julius Baer, en un reporte. “De hecho, los acuerdos de último minuto para suspender o incrementar el límite de deuda sin duda no son constructivos”.

     Otros creen que la situación del déficit y la deuda pública de la nación es insostenible y se ha agravado con los aumentos de tasas de interés por parte de la Reserva Federal, por lo que incluso sería deseable que el país entrara en una recesión para que la inflación desacelere y las tasas comiencen a bajar.

     “El gasto de intereses sobre la deuda nacional ahora se acerca a un billón de dólares”, escribió Stephen Geiger, analista de Operaciones de Renta Fija en la firma de servicios financieros Nomura, en su cuenta de la red social X, antes conocida como Twitter. “El gobierno podría ejecutar un presupuesto perfectamente equilibrado y, aun así, estaríamos agregando un billón a la deuda cada año, solo para pagar intereses sobre la deuda que ya tenemos”.

     Geiger agregó que, entre más persistente sea la inflación y la solidez observada en el mercado laboral, más tiempo tomará que la Fed relaje su postura monetaria restrictiva. “La única forma de volver rápidamente a las tasas bajas y al interés de la deuda más bajo es un aterrizaje forzoso. Una recesión”, dijo.

     El déficit federal en Estados Unidos se ubica en 1.39 billones de dólares, considerando los primeros nueve meses del año fiscal en curso --que inició en octubre--, un alza de 170% frente al mismo periodo de hace un año, en parte por los aumentos de tasas de la Fed. Las autoridades proyectan que el déficit alcanzará 1.53 billones de dólares este año --lo que equivale a 5.8% del producto interno bruto-- y se incrementará gradualmente en las próximas décadas, hasta llegar a 6.9% del PIB en 2033 y 10% en 2053, de acuerdo con Congressional Budget Office.

     “Estados Unidos se enfrenta a un panorama fiscal desafiante en los próximos años”, dijo la dependencia, en un reporte publicado al cierre de junio. “Medidos como porcentaje del PIB, los déficits grandes y sostenidos conducen a una deuda federal alta y creciente, que supera cualquier nivel registrado anteriormente”.

     Por su parte, el costo del servicio de la deuda pública subió 25% a 652 mil millones de dólares en los primeros nueve meses del año fiscal, un máximo de 11 años, mientras que el Departamento del Tesoro elevó su pronóstico de endeudamiento a un billón de dólares entre julio y septiembre --antes proyectaba 733 mil millones--.

     Claro que otros desestimaron el movimiento de Fitch e incluso hubo quienes lo calificaron como “absurdo”, ya que la mayor economía del planeta no está en riesgo de incumplir con sus obligaciones, aunque reconocieron que la situación fiscal es delicada.

     “Estados Unidos enfrenta serios desafíos fiscales a largo plazo”, dijo Lawrence Summers, economista y exsecretario del Tesoro de ese país, en su cuenta personal de X. “Pero la decisión de una agencia de calificación crediticia de rebajar la nota de Estados Unidos, cuando la economía parece más sólida de lo esperado, es extraña e inepta”.

     Los analistas de Bank of America Securities, o Bofa, también expresaron su desacuerdo con Fitch, pues consideran que el problema de un mayor endeudamiento no es que haya riesgo de impago, sino que termine por afectar la estructura misma del mercado.

     “Los bonos del Tesoro son un pasivo de la Fed para pagar las reservas en una fecha futura específica. Mientras la Fed pueda crear reservas como lo hace hoy, no hay riesgo para el pago de los bonos del Tesoro más allá de restricciones autoimpuestas, como la ley de techo de deuda”, dijeron estrategas de Bofa encabezados por Ralph Axel, en un reporte.

     Los analistas agregaron que el creciente mercado de deuda del Tesoro sí plantea una amenaza cada vez mayor para el funcionamiento y la liquidez del mismo, aunque advirtieron que la Fed puede ser un intermediario de último recurso para comprar bonos y/o reducir la flotación de valores del Tesoro. Si bien esta no es la solución idónea, parece funcionar en episodios de disrupción, dijo Bofa.

     Incluso Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, dijo estar en “total desacuerdo” con el ajuste de Fitch, ya que “es arbitrario y se basa en datos obsoletos”.

     No obstante, la agencia defendió su postura por el deterioro de los indicadores fiscales y de gobernabilidad en la Unión Americana.

     “Un continuo empeoramiento de las principales métricas que observamos en Estados Unidos desde hace algunos años” condujo al recorte de la nota crediticia, dijo Richard Francis, codirector de Calificaciones Soberanas en las Américas de Fitch, en entrevista con la cadena estadounidense CNBC.

     Fitch tomó en cuenta el incremento que prevé de la deuda pública estadounidense como porcentaje del PIB. La calificadora estima que ese ratio se ubicará en 118% en el año 2025, es decir, más de 2.5 veces la media de los soberanos con nota AAA, que es de 39.3%, dijo Francis.

 

Impacto limitado en los mercados

La reacción de los mercados de deuda al anuncio fue limitada. El rendimiento de la nota del Tesoro a 10 años subió tres puntos base a 4.08%, tasa no vista desde noviembre de 2022. En tanto, el índice dólar o DXY, el cual rastrea el comportamiento de la divisa estadounidense frente a una canasta de seis monedas, subió 0.2% a 102.56 unidades, su nivel más fuerte en dos meses.

    La recuperación del dólar llevó a que el peso mexicano cerrara en 17.02 unidades, un nivel no visto en tres semanas y que equivale a una pérdida de 0.8% frente a la jornada anterior.

     Sin embargo, los mercados de renta variable fueron los más afectados, al registrar caidas no vistas en varias semanas por el recelo que se generó sobre el futuro crediticio de Estados Unidos.

   En 2011, cuando la agencia Standard & Poor’s degradó la nota crediticia de Estados Unidos, el rendimiento de los treasuries a 10 años cayó alrededor de 50 puntos base, o medio punto porcentual, en los tres días posteriores al recorte. Mientras que el índice S&P 500 cayó 18% y el dólar se revalorizó 4% en semanas posteriores.

     Pero sin duda, la rebaja de calificación a Estados Unidos provocará cambios en los portafolios de inversión globales, dado que el mercado de bonos del Tesoro es el más grande y líquido del mundo.

    Claro que, aunque el país haya perdido la nota ‘AAA’, los inversionistas aún ven a los treasuries como virtualmente “libres de riesgo” o equivalentes al efectivo. En este sentido, algunos expertos consideran que los inversionistas no compran bonos del Tesoro en función de la calificación crediticia, por lo que cualquier salida de fondos será limitada.

    “Al no ser ‘AAA’ por dos calificadoras, algunos fondos deberían de liquidar posiciones”, escribió Jacobo Rodríguez, especialista financiero de Roga Capital, en su cuenta de la red social X.

 

* César Pérez contribuyó a la elaboración de esta historia.


Fecha de publicación: 02/08/2023

Etiquetas: EUA calificación Fitch deuda déficit gobierno bonos Tesoro tasas Fed mercados