El presidente Andrés Manuel López Obrador durante su encuentro con medios de este 12 de junio en Palacio Nacional. Foto archivo
El presidente Andrés Manuel López Obrador durante su encuentro con medios de este 12 de junio en Palacio Nacional. Foto archivo

12 de jun. (Bloomberg) -- La mayoría de los días se pasa horas despotricando contra las élites conservadoras, los jueces obstinados y la prensa supuestamente corrupta. En otros, se extiende en largas expresiones de su amor por el béisbol y ofrece lecciones de historia sobre los héroes nacionales de México.

     Sin importar el tema, ahí está Andrés Manuel López Obrador: detrás de un podio en Palacio Nacional, donde durante los últimos seis años sus conferencias de prensa diarias, largas pero revolucionarias, se han convertido en una parte esencial de la rutina matutina de la nación. Y ya sea que esté anunciando populares aumentos al salario mínimo o cediendo el escenario a una banda de mariachis, su mensaje central es el mismo: nadie comprende la vida de los mexicanos comunes como él lo hace.

     Ahora el régimen está a punto de cambiar. Los mexicanos eligieron el 2 de junio a Claudia Sheinbaum, una protegida del actual presidente que está lista para asumir la enorme tarea de reemplazar a uno de los líderes más populares del mundo en medio de una economía en desaceleración, una crisis de seguridad pública y una larga lista de otros desafíos.

     Aun así, replicar el éxito de la mañanera, como se conoce a la larga sesión informativa diaria de López Obrador, puede ser la tarea más difícil para Sheinbaum.

     “Las mañaneras son la herramienta más importante del gobierno de López Obrador y se han convertido en un símbolo de esta administración”, dijo Alejandra Soto, investigadora afiliada al Centro de Estudios sobre Seguridad, Inteligencia y Gobernanza del Instituto Tecnológico Autónomo de México. “Va a ser muy difícil para su sucesor venir y deshacerse de esta herramienta tan efectiva para ejercer el poder”.

     Las mañaneras son más que simples reuniones de prensa. Son un estudio de caso en el teatro político de la era actual, una versión moderna de las charlas radiofónicas junto a la chimenea de Franklin Delano Roosevelt o el programa televisivo “Alo Presidente” de Hugo Chávez. AMLO, como se conoce al mandatario mexicano, ha celebrado casi mil 500 en sus aproximadamente dos mil días en el cargo. Incluso previo a su despedida, ha realizado más conferencias de prensa en los últimos dos meses que Joseph R. Biden durante todo su tiempo en la Casa Blanca.

     El populista AMLO utiliza las conferencias para dominar la narrativa del día, celebrar sus victorias y responder a posibles crisis que podrían dañar su gobierno. Garantizan que en buenos y malos tiempos, el foco político mexicano nunca se aleje de él por mucho tiempo.

     Eso ha generado preguntas sobre si podrá dejar el escenario cuando termine su presidencia. Durante su primera conferencia de prensa después de las elecciones el lunes 3 de junio, AMLO dijo que podría viajar junto a Sheinbaum en los próximos meses, pero consideraría su “misión cumplida” una vez que deje el cargo.

     “Contribuí a la transformación del país, como muchos otros mexicanos lo han hecho. No soy el único”, dijo, añadiendo que no impondría su presencia a Sheinbaum. “Me voy a retirar con mucha satisfacción”.

     La plataforma lista para el discurso del presidente, a pocas horas de las elecciones, fue una evidencia del modo en que la mañanera ha ayudado a hacer de AMLO el centro de gravedad de la política mexicana. Los espectáculos han molestado a menudo a los reporteros y, ocasionalmente, han agitado los mercados --en marzo de 2022, AMLO reveló la decisión de política monetaria del banco central horas antes de que se anunciara públicamente, lo que generó dudas sobre la independencia de la autoridad monetaria. También ha atacado a jueces que frustraron sus esfuerzos de reformar el sistema electoral o hacer otros cambios constitucionales, y rutinariamente presenta un segmento para resaltar las llamadas “noticias falsas”.

     Pero las mañaneras también han reforzado su imagen de hombre del pueblo y antiestablishment entre las personas comunes que constituyen su base y que sintonizan las conferencias cada día desde sus casas, trabajos o mientras se encuentran atrapadas en el tráfico durante las horas pico.

     “No solo es un ejercicio de comunicación, también es un ejercicio de propaganda gubernamental, incluso de entretenimiento”, dijo Ernesto Revilla, economista jefe para América Latina de Citigroup. “Y esta administración no puede entenderse sin el fenómeno de las mañaneras”.

     El canal oficial de YouTube de AMLO, que transmite las mañaneras en vivo, acumuló casi 50 millones de horas de visualización el año pasado, según Streams Charts Analytics, convirtiéndolo en el transmisor en español más visto de América Latina. El presidente a menudo habla de sus viajes a varios pueblos pequeños e invita a reporteros locales a hacer preguntas sobre temas importantes para sus lectores.

     Incluso ha llevado la mañanera a otros estados, y regularmente enfatiza su política nacionalista. AMLO usó una para celebrar la victoria del equipo nacional mexicano sobre Estados Unidos en el Clásico Mundial de Béisbol, y otra para mostrar una carta que envió a la administración de Biden advirtiendo que no se entrometiera en los asuntos políticos mexicanos. En febrero de 2023, dio la noticia sobre el lugar en que Tesla construiría una nueva planta en México, mientras destacaba su capacidad para no entregar concesiones ambientales al director ejecutivo Elon Musk.

     No hay duda entre los observadores políticos de que las conferencias han contribuido a la inquebrantable popularidad de AMLO: Está entrando en los últimos meses de su presidencia con un índice de aprobación de aproximadamente 60%, un nivel que ha mantenido incluso en medio de aumentos en la delincuencia violenta, el estancamiento económico y las críticas a su respuesta lenta a un huracán que devastó Acapulco a finales del año pasado.

     “Esto es parte de la misma estrategia de estar cerca de la gente, vas con alguien y le escuchas”, dijo Soto. “Es algo diferente que no teníamos antes en la política mexicana”.

     Esa popularidad se ha extendido a Sheinbaum, la exalcaldesa de la Ciudad de México y miembro del partido Morena de AMLO, que ahora se convertirá en la primera presidenta del país. Pero si usará la mañanera a su favor como lo ha hecho AMLO, o si al menos lo intentará, sigue siendo una incógnita.

     Sheinbaum, que tiene un doctorado en ingeniería ambiental, es vista en general como una líder más tecnocrática y mesurada que AMLO, quien a menudo comienza la mañanera diciendo a los oyentes que “ánimo” y la termina con un coloquial “ya vamos a desayunar.” Sheinbaum realizaba conferencias de prensa matutinas regulares durante su tiempo como alcaldesa, pero no eran tan largas ni tan populares como las de López Obrador.

     “Claudia Sheinbaum no tiene ese estilo particular de comunicar que tiene AMLO, ni ese carisma popular”, dijo Revilla, quien al igual que muchos en la industria financiera, monitorea las conferencias porque son una fuente clave de información sobre las políticas económicas del gobierno.

     Es probable que la presidenta electa, que ha prometido continuar con el enfoque más amplio de gobernanza de su mentor, intente al menos mantener las conferencias --aunque sean más cortas, más técnicas y centradas en sus propias fortalezas políticas.

     La mañanera a la que los mexicanos se acostumbraron, sin embargo, puede ser imposible de replicar sin López Obrador, y parece probable que termine con su presidencia si se retira a un rancho en el estado sureño de Chiapas como prometió.

     “AMLO ha cambiado los estándares de lo que se esperará a partir de ahora de quienes lo sucedan”, dijo Soto. “Pero creo que nadie podrá ser como Andrés Manuel López Obrador”.

 

 


Fecha de publicación: 12/06/2024

Etiquetas: AMLO conferencias matutinas mañaneras Sheinbaum gobierno