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16 de dic. (Axis negocios) -- La relocalización de cadenas de suministro hacia México, también conocida como nearshoring, no ha tenido el impulso que se esperaba sobre el crecimiento económico desde que empezó a popularizarse hace unos cuatro años, a raíz de factores relacionados con las limitantes locales para su desarrollo y la incertidumbre.
Pero ahora deberá sortear nuevos retos a partir de 2025 que amenazan lo que lleva de desarrollo, retos que tienen su origen en la persona que, paradójicamente, fue la principal causante --no intencionalmente-- de que la manufactura buscara mudarse de China a México: el presidente electo de Estados Unidos, Donald J. Trump, y su guerra comercial con el gigante asiático.
La pandemia de covid-19 también hizo a muchos replantear la estrategia de manufacturar en China, a raíz de las duras políticas sanitarias para evitar los contagios, que incluían cierres masivos en puertos y otros centros productivos y logísticos, lo que causó desabasto global y cuellos de botella.
Para muchos el regreso de Trump podría tener un impacto desfavorable en esta ocasión, ya que si bien parece dispuesto a continuar con su política anti-China, también ya amenazó con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas si el país no controla los flujos de migración ilegal y drogas en la frontera.
Incluso si el republicano no cumple a cabalidad con estas advertencias --tal como ocurrió en su primer mandato--, la incertidumbre y el nerviosismo que generan entre los inversores propiciarán que la relocalización siga en pausa en 2025, una tendencia similar a la observada este año, de acuerdo con distintos especialistas.
“Para México suponemos dos efectos: el positivo relativo a los aranceles a China, y el negativo porque podría haber en algún momento de 2025 alguna variante del proteccionismo dirigido exclusivamente a nuestro país”, escribieron Paulina Anciola y Guillermina Rodríguez, economistas del ahora extinto Citibanamex, en un reporte. “Además, la incertidumbre va a desestimular las inversiones de largo plazo que buscan aprovechar el fenómeno del nearshoring”.
Los flujos de inversión extranjera directa ascendieron a 35 mil 738 millones de dólares en los primeros nueve meses del año, una cifra que para muchos sigue sin reflejar todo el potencial de la relocalización. Además, las nuevas inversiones, que son un termómetro de cómo está avanzando el nearshoring al contabilizar solo a las compañías que llegaron al país, contribuyeron con apenas dos mil 60.4 millones de dólares, la cifra más baja en una década, de acuerdo con datos de Banco de México.
Algunos anuncios de inversión podrían materializarse en los próximos años, ya que tienen un horizonte de largo plazo. El gobierno de Claudia Sheinbaum contabilizó 575 anuncios entre enero y septiembre por más de 170 mil 644 millones de dólares, principalmente de empresas estadounidenses, chinas y alemanas.
Una investigación realizada por Infosel y Axis Negocios incluso mostró que las promesas de inversión de compañías relacionadas con la manufactura crecieron más de 10 veces durante la última década, mientras que 72% de los anuncios totales en ese mismo periodo se concretaron.
Sin embargo, el triunfo electoral de Trump ya llevó a algunos a dudar seriamente sobre la viabilidad de instalarse en territorio mexicano. Tal es el caso del fabricante de autos eléctricos Tesla, que anunció hace casi dos años la construcción de una planta en la zona metropolitana de Monterrey, pero dejó entrever que no la concretará porque no tendría sentido con los aranceles de Trump.
En su lugar, Tesla podría optar por fortalecer la producción de su gigafactory de Austin, Texas, tal como busca el republicano, quien cree que el proceso de relocalización debe dirigirse hacia Estados Unidos.
“Ver lo de Tesla en México va a ser súper complicado, porque ahorita hay una afinidad muy fuerte entre Trump y Elon Musk”, dijo Ramsé Gutiérrez, vicepresidente senior y codirector de Inversiones de la gestora de fondos Franklin Templeton México. Del mismo modo, “nuevas inversiones de empresas insignia de Estados Unidos van a ser complicadas por temas políticos”.
Junto con los aranceles, los analistas creen que la evolución de los flujos de inversión dependerá de cómo se desarrollen dos procesos clave: por un lado, las reformas legislativas en México, principalmente las que trastocan al Poder Judicial y a los organismos autónomos, pese a que el gobierno de Sheinbaum ha insistido en que no afectarán las condiciones para invertir aquí. Y por otro lado, la revisión del tratado de libre comercio de Norteamérica (T-MEC) a partir de 2025, ya que las condiciones para el intercambio comercial podrían modificarse.
Trump prometió renegociar el acuerdo para obligar tanto a México como a Canadá a endurecer sus políticas contra las empresas chinas, con el argumento de que podrían estar triangulando sus exportaciones a Estados Unidos a través de ambos países. Esto sería desalentador para fabricantes como BYD, quien también analiza instalar una planta de autos eléctricos en México, aunque por ahora la inversión china en el país no tiene un peso importante.
Gabriel Casillas, economista en jefe para Latinoamérica de Barclays, coincide en que el nearshoring seguirá en stand by por la incertidumbre asociada a estos temas, con lo que contribuiría con solo 0.3% del producto interno bruto nacional este año y 0.2% el siguiente. No obstante, su previsión es más optimista rumbo a 2026.
“El nearshoring se va a exacerbar”, dijo en entrevista. “Ahorita va a ir un poco en declive porque la gente va a estar esperando, pero en la medida que sepamos qué va a hacer Trump y a qué se va a dedicar, automáticamente vas a tener una inversión mucho más fuerte”.
En general, los expertos creen que la integración comercial de Norteamérica no se detendrá con Trump y que México mantendrá su acceso al mercado estadounidense, algo que sería favorable para la relocalización una vez que la incertidumbre se haya disipado.
“La información que tenemos al momento nos sugiere que este proceso [nearshoring] está en marcha”, dijo Victoria Rodríguez, la gobernadora de Banco de México, en conferencia. “Estas inversiones toman tiempo en realizarse, de tal forma que esperaríamos que el proceso continúe tanto a lo largo de este año como de los siguientes”.
El Reporte sobre las Economías Regionales del Instituto Central mostró que, entre julio de 2023 y junio de 2024, 12.9% de las empresas a nivel nacional observaron un incremento en su demanda a raíz de la relocalización, principalmente del sector manufacturero y de otros con alta integración a las cadenas globales de valor. También hubo un impulso para el crédito empresarial que otorga la banca.
Por el contrario, cerca de 40% de las corporaciones que operan aquí reportaron altos niveles de incertidumbre al cierre del tercer trimestre, incluso antes de la elección de Trump, lo que refuerza la idea de que las nuevas inversiones estén en pausa por ahora.
Claro que, para otros expertos, mitigar el nerviosismo por temas políticos no basta para captar todo el potencial del nearshoring, pues también se necesita mejorar el suministro de energía limpia y agua en el país; reducir la inseguridad y preparar a la mano de obra especializada que demanda el sector manufacturero.
“Creemos que la primera ola del nearshoring ya ocurrió, con un aumento en la construcción no residencial especialmente en las regiones norte y centro del país”, dijo Fabiola Ortiz, analista de la calificadora S&P Global Ratings, en un webinar sobre la perspectiva crediticia nacional. “Pero la siguiente ola será más difícil, y creemos que México deberá asegurar un suministro de energía suficiente y confiable. Las políticas comerciales serán otro factor, al igual que las preocupaciones de seguridad y el impacto de la reforma judicial”.
Tanto los especialistas como las empresas encuestadas por Banxico coinciden en que el impacto catalizador del nearshoring sobre el desarrollo difícilmente se verá antes de 2026 o 2027.
Fecha de publicación: 16/12/2024
Etiquetas: nearshoring relocalización empresas Trump Sheinbaum incertidumbre inversiones exportaciones aranceles economía