La adopción de la inteligencia artificial podría impactar alrededor de 40% de los empleos a nivel global, de acuerdo con estimaciones del FMI. Foto AP/Markus Schreiber
La adopción de la inteligencia artificial podría impactar alrededor de 40% de los empleos a nivel global, de acuerdo con estimaciones del FMI. Foto AP/Markus Schreiber

La inteligencia artificial, o IA, transformará la economía global, desde la productividad, los ingresos y la desigualdad, por lo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) llamó a tomar medidas para adaptarse al cambio tecnológico y que beneficie a toda la población.

     La llegada de la IA, de acuerdo con el último análisis del personal técnico del organismo internacional, afectará a casi 40% de los empleos en todo el mundo, por lo que son necesarias políticas públicas para aprovechar su potencial y atajar los retos que representa.

     “El rápido avance de la inteligencia artificial ha cautivado al mundo, provocando entusiasmo y alarma, y planteando importantes interrogantes sobre su impacto potencial en la economía global”, escribió en un reporte Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI. “Históricamente, la automatización y la tecnología de la información han tendido a afectar las tareas rutinarias, pero una de las cosas que distingue a la IA es su capacidad para impactar trabajos altamente calificados”.

     Las economías avanzadas, de acuerdo con el prestamista global, enfrentan mayores riesgos y oportunidades derivado del avance de la inteligencia artificial, ante una estructura de empleo más calificada, por lo que 60% de los trabajos están expuestos.

     De ese porcentaje, la mitad de los empleos podría beneficiarse de una IA complementaria que aumente la productividad, mientras que para la otra mitad la IA podría ejecutar tareas clave, lo que podría reducir la demanda laboral, los salarios e incluso desaparecer puestos.

     En cambio, la proporción de puestos de trabajo expuestos a la nueva tecnología en los mercados emergentes es de 40%, mientras que en los países de bajos ingresos la cifra es de 26%, calculó el FMI.

     “Estos hallazgos sugieren que las economías de mercados emergentes y en desarrollo enfrentan menos perturbaciones inmediatas derivadas de la IA”, señaló Georgieva. “Al mismo tiempo, muchos de estos países no tienen la infraestructura ni la fuerza laboral calificada para aprovechar los beneficios de la IA, lo que aumenta el riesgo de que con el tiempo la tecnología pueda empeorar la desigualdad entre las naciones”.

     La IA podría afectar la desigualdad de ingresos y riqueza dentro de los países, al beneficiar la productividad y salarios de los trabajadores que la pueden aprovechar, a la vez que el retorno de capital de las empresas que la implementen exitosamente, mientras que otros podrían ver caer la demanda de sus empleos, o no contar con la experiencia para utilizarla.

     Es por ello que, urge el FMI, los formuladores de políticas deben abordar de forma proactiva el tema para evitar que la tecnología avive las tensiones sociales, por ejemplo, con redes de seguridad social y programas de reinserción para trabajadores vulnerables.

     En ese sentido y ante una adopción rápida por parte de las empresas, el organismo desarrolló un índice de preparación ante la IA que evalúa áreas como infraestructura digital, políticas de capital humano y mercado laboral, innovación e integración económica, además de regulación y ética.

     Particularmente en el ámbito del empleo, el índice toma en cuenta indicadores como años de escolaridad, movilidad del mercado laboral y proporción de la población cubierta por seguridad social.

     “Las economías avanzadas deberían priorizar la innovación y la integración de la IA al tiempo que desarrollan marcos regulatorios sólidos”, escribió la directora del FMI. “Para las economías de mercados emergentes y en desarrollo, la prioridad debería ser sentar una base sólida mediante inversiones en infraestructura digital y una fuerza laboral digitalmente competente”.

     La inteligencia artificial, mediante la que los sistemas computacionales tratan de imitar las capacidades de resolución de problemas y toma de decisiones de la inteligencia humana, no tiene una delimitación precisa, e incluye procesamiento natural del lenguaje, machine learning y reconocimiento y generación de texto e imágenes, entre otras.

     Su potencial aplicativo es tan amplio como aún desconocido, por lo que diversas empresas, incluidos los titanes tecnológicos como Amazon, Microsoft y Google, han aprestado la inversión de miles de millones de dólares tanto para el desarrollo como para la explotación de la nueva tecnología.

     La expectativa que ha generado la IA impulsó en parte los mercados el año pasado, y más especialmente firmas relacionadas como el fabricante de chips Nvidia, que triplicó su valor el año pasado; y ha rápidamente generado diversas críticas, desde sus implicaciones en atención al cliente hasta su uso por parte de delincuentes.

     Pero sus riesgos son más complejos que recibir una atención cuadrada o inadecuada de una empresa.

     De acuerdo con la Stanford University, los riesgos de la IA pueden incluir verla como una solución a todo en vez de como una herramienta --dejándole decisiones relevantes que lleve a resultados sesgados--, su implementación en sistemas de justicia --que tomen probabilidades como certezas--, la transparencia de sus fuentes de información y algoritmos, la desinformación y amenaza para la democracia, así como la discriminación en el entorno médico. 

     A ello hay que agregar, según la organización sin fines de lucro Center of AI Safety, el crecimiento desmedido del uso de la IA sin controles adecuados por la competencia entre países y empresas; potenciales riesgos catastróficos para compañías que prioricen las ganancias sobre la seguridad; y hasta perder el control sobre las capacidades de los propios sistemas.

     Incluso el año pasado empresarios como Elon Musk, de la automotriz Tesla, y el cofundador de la desarrolladora de hardware y software Apple, Steve Wozniak, se unieron a académicos y otras personalidades para hacer un llamado urgiendo el freno al desarrollo de la inteligencia artificial más actual, derivado de los riesgos que representa.

     Las personalidades de distintos ámbitos unieron voces a través de la organización sin fines de lucro orientada a la investigación tecnológica Future of life para pedir una pausa pública y verificable para desarrollar e implementar protocolos de seguridad compartidos para el diseño y puesta en marcha de modelos avanzados de inteligencia artificial, que sean rigurosos y sujetos a auditoría externa.

     “¿Deberíamos dejar que las máquinas inunden nuestros canales de información con propaganda y falsedad? ¿Deberíamos automatizar todos los trabajos, incluidos los de cumplimiento? ¿Deberíamos desarrollar mentes no humanas que eventualmente podrían superarnos en número, ser más inteligentes, obsoletas y reemplazarnos?”, escribieron en la carta los empresarios y académicos.

     Para el FMI, cuyo análisis se centró en la productividad, el mercado laboral y la concentración industrial, debe entenderse que el desarrollo de la inteligencia artificial será dinámico y podría ir en distintas direcciones, y los actores con capacidad para influir en su futuro, desde grandes corporaciones hasta legisladores y reguladores, deberán fomentar un debate incluyente y responsable.

     “La era de la IA ya está aquí y todavía está en nuestras manos garantizar que genere prosperidad para todos”, agregó Georgieva.

 


Fecha de publicación: 15/01/2024

Etiquetas: FMI economia empleo inteligencia artificial IA